viernes, 7 de marzo de 2008

Tele mal querida: Se termina la transmisión por hoy.


Es probable que esta no sea mi típica entrada en el blog: expresé mi sentir en sobre determinadas cuestiones relativas a la televisión, ordenador de por medio, ya que parte de la tarea de esta asignatura, se completaba con la creación de este espacio.

Esta vez, no pienso hablar de hechos puntuales, programas o reflexiones sobre aspectos en concreto; creo que esto es una visión general sobre mi concepción acerca del "ser" de este medio.


A raiz de mi publicación referida a un libro publicado por G. Bueno, le comenté a Carlos, profesor de esta asignatura, mi sobreinquietud con la tele: sé que la definen como un medio audiovisual, desde su concepción mas técnica, como instrumento de manipulación o simplemente entretenimiento si nos ponemos mas puntillosos...o como me dijeron hoy: en la actualidad una herramienta más de un sistema de compraventa absoluto dominado por el "pseudo arte" del marketing.

Y lo denomino así porque es verdad: hasta nosotros proyectamos nuestra escencia, de una forma u otra cada día, y porque no, nos "vendemos" para con nuestros interlocutores, y nos creamos un producto de individuo cada vez que nos conmovemos por algo.

Quizá nada tenga un precio mayor que el ser conmovidos.

Si, suelo entreverar las cosas.


Pero solo puedo considerarme una persona si lo hago.


Y es que tiendo a proyectarlo todo. Quiero verle la sombra a todo.


Y la televisión, como todo, existe: comprendo por fin el porque de nuestras discusiones diarias y porque me acompaña, irónicamente...cuando no quiero pensar.


La televisión señores, es más que una caja boba.


Es un cúmulo, es una alcancía de sensaciones rápidas, que me dejan un gustito a poco cada vez que la enciendo...y la apago.


Tulip.


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